Sam y Rachel no sabían prácticamente nada sobre ciencia. Él era operario de la industria textil y ella ama de casa, ambos de origen muy humilde. Apenas tenían educación o conocimientos mas allá de los quehaceres cotidianos. Y aun así realizaron una importante labor para la ciencia y el avance del pensamiento científico moderno: supieron inculcar el escepticismo y la curiosidad a sus dos hijos, Carol y Carl, durante su educación. Sobretodo al pequeño Carl, que desde muy temprana edad mostró un inusual interés por las estrellas y los dinosaurios. Sus padres supieron enseñarle a pensar críticamente y alentaron su natural necesidad de hacerse preguntas sin cesar. Ellos fueron los primeros responsables de que su hijo se convirtiera en uno de los mas grandes divulgadores científicos de la historia. Sigue leyendo
